La comunidad de San Bernabé del Topo Chico, que hoy ha sido absorbida por la mancha urbana, fundó su grandeza en las aguas termales y sulfurosas que tanta popularidad le dieron en México y en el extranjero, llegándolas a comparar con las de la ciudad de Vichy, en Francia, las más famosas del mundo.
Sus baños y manantiales fueron uno de los lugares más concurridos por las familias regiomontanas en sus paseos dominicales a finales del siglo XIX y principios del siglo XX.